If this is your first visit, be sure to check out the FAQ by clicking the link above. You may have to register before you can post: click the register link above to proceed. To start viewing messages, select the forum that you want to visit from the selection below. |
|
|
Thread Tools | Display Modes |
#1
|
|||
|
|||
(IVÁN): ES BUENO DARLE AL SEÑOR LO SUYO, LO QUE CON JUSTICIA LE PERTENECE
Sábado, 15 de diciembre, año 2007 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador - Iberoamérica (Muchas felicidades a toda Argentina por preferir democráticamente como primera presidenta de su nación iberoamericana a la Sra. Cristina Fernández, para que lleve las riendas del gobierno (y con la ayuda idónea y continua de nuestro Padre Celestial, de su Jesucristo y de su Espíritu Santo) hacia muchos días buenos y exitosos, llenos de progreso y de mucha salud para sus familias. Que nuestro Dios los bendiga a cada uno de sus ministros de gobierno estatal profundamente, para que les dé abundantemente de su Espíritu de sabiduría y de poder, para hacer muchas cosas buenas para cada una de sus familias, para que vivan y se desarrollen por siempre felices en todos los días de sus vidas, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Porque nuestro Padre Celestial desea bendecirlos grandemente, para que por siempre tengan de él muchas bendiciones del cielo, como de sus dones sobrenaturales de su Espíritu Santo y del fruto abundante de su Árbol de vida eterna, para que coman y para que beban día y noche de él, su Hijo amado, ¡nuestro salvador Jesucristo! También, recordamos a nuestros hermanos perdidos recientemente en el mar ecuatoriano, cerca de la costa de la provincia de Esmeraldas, cuando iban rumbo hacia otros lugares de nuestra América. Hemos orado a nuestro Padre Celestial para que sean encontrados por los pescadores artesanales de la región, para que regresen ya a sus familias --pero si no. Entonces esto significa que ya nuestro Padre Celestial los encontró y se los llevo con él, para que coman y beban de su fruto de vida eterna, en el epicentro del nuevo reino de los cielos, ¡nuestro Señor Jesucristo! Y así también hemos orado por las familias y sus pertenencias afectadas por las inclemencias del tiempo y por los torrenciales eventuales de nuestro mar Caribe Iberoamericano. Y como siempre seguiremos orando por nuestras familias de las islas y por las naciones continentales, también, a nuestro Padre Celestial, en el nombre glorioso de su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, para que les vengan días perfectos, cuanto antes mejor, para que se vuelvan a levantar y rehacer sus vidas, para servicio y para gloria de nuestro Dios Soberano. ¡Amen!) (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo) ES BUENO DARLE AL SEÑOR LO SUYO, LO QUE CON JUSTICIA LE PERTENECE Y, hoy en día, todos nosotros estamos viviendo en todos los lugares de la tierra, para darle de la gloria y de la honra a él y a su nombre muy santo, desde nuestros corazones hacia el cielo y hacia su nueva eternidad venidera. Porque nosotros hemos sido creados por nuestros Padre Celestial con la ayuda idónea de su Espíritu Santo y de su Árbol de vida eterna, su Hijo amado, para vivir y servirle por siempre sólo a Él, en el Espíritu y en la verdad infinita de su Ley Angelical (Los Mandamientos Eternos de su nueva vida celestial e infinita del cielo). De hecho, ésta es una gran verdad de la vida eterna del reino de los cielos y de todos sus seres creados por Dios y por su Espíritu Santo, para que se lleve acabo día a día y por siempre en la eternidad venidera. Pero como Satanás no ama a Dios ni a ninguna de sus verdades, ni mucho menos el derecho y la justicia de la Ley Angelical, pues entonces hace todo lo que puede para que esto no sea verdad jamás en ninguno de sus seres creados, como ángeles del cielo y así también como la humanidad del paraíso y de la tierra. Fue por ello, que el hombre y la mujer abandonaron sus vidas santas del paraíso, porque Satanás intervino con sus mentiras por boca de la serpiente antigua para que ambos sean expulsados junto con sus descendientes del cielo, para que nunca le sirvan a su Dios y Creador de sus vidas, según era el plan de Dios, desde el principio. Pero nuestro Dios no dejo a Adán irse sólo y derrotado de su vida santísima del paraíso, sino todo lo contrario: ¡Lo bendijo profundamente en su corazón e hizo juramentos sagrados, para salvar su vida y volverlo a tener en sus manos santas, como en el día de su formación, por ejemplo y para siempre, esta vez! Ciertamente, nuestro Dios le dio a Adán en su corazón humano mucho de su Espíritu de fe, de que algún día seria rescatado de su mal eterno, el cual es Satanás, para que vuelva a vivir para Él y para su Espíritu Santo de salud y de vida eterna de su Árbol Viviente, su Hijo amado, ¡nuestro Señor Jesucristo! Y fue por eso, que Adán después de haber abandonado el paraíso, el Árbol de la vida se fue tras de él y de los suyos, también, para enseñarles del Espíritu de amor, generoso y abundante, del Dios de su creación perfecta en sus manos sagradas, para que ya no vivan más para Satanás, sino únicamente para su Creador Celestial. Y el Señor Jesucristo estando firme en Israel, entonces les enseñaba a sus discípulos constantemente, diciéndoles: --De veras les digo que no hay ninguno de ustedes que haya dejado casa y mujer, hermanos, padres o hijos e hijas por causa de Dios, que no reciba muchísimo más en esta vida, y en el nuevo reino venidero: ¡la vida eterna! Porque todo lo que el hombre le dé a su Dios, entonces su recompensa es mayor aún en los días de su vida por la tierra y en el cielo, también: la gloria eterna para él y para cada uno de los suyos, eternamente y para siempre. Porque la verdad es también que cada vez que nuestro Padre Celestial salva a cualquier hombre, mujer, niño o niña primero, entonces la bendición de Dios se riega por toda su familia y por todos lados, de igual forma, para salvar a los demás, sean amistades o desconocidos (cercanos o lejanos). Y esto es realmente el evangelio antiguo de Jesucristo en acción, para gloria y para honra infinita de Dios y de su nuevo reino celestial. En vista de que, nuestro Padre Celestial desea salvar a todos, y que Satanás, ni ninguno de sus ángeles caídos, jamás se lleve a ninguno de ellos con él hacia sus profundas tinieblas del más allá, como al mundo de los muertos o como el infierno o como el lago de fuego, por ejemplo, en su muerte final. Porque para nuestro Padre Celestial todos tienen que creer en sus corazones, por inicio, y así recibirlo infinitamente en sus vidas a su Hijo amado, su única y más alta bendición del alma del hombre y de la mujer de toda la tierra de parte de Él, de su Espíritu Santo y de su nuevo reino celestial. Porque para nuestro Padre Celestial todo aquel que ha recibido a su Hijo amado en su corazón y en su hogar también juntamente, entonces está realmente haciendo que su Hijo amado sea supremo en su corazón y en toda su vida, para gloria y para honra infinita de su nombre muy santo que reina en los cielos, por siempre jamás. Porque el nombre muy santo de nuestro Padre Celestial reina en los cielos Altísimo y Soberano entre todos sus millares de ángeles, arcángeles, serafines, querubines y demás seres muy santos del más allá, desde los primeros días de la antigüedad y así también hasta nuestro días, por ejemplo. Pues así también nuestro Padre Celestial desea que su nombre muy santo, el cual no lo conoce nadie, salvo sólo su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, entonces de igual forma reine supremo en el corazón de cada hombre, de cada mujer, de cada niño y de cada niña de la humanidad entera, comenzando en Israel, por ejemplo, para la eternidad. Porque en la nueva vida infinita del nuevo reino de los cielos, nuestro Padre Celestial no va a permitir que nadie le ame a él menos que sus padres o menos que sus hermanos o sus hermanas, sino todo lo contrario. Nuestro Padre Celestial desea ser amado en el reino de los cielos, como todos han amado a su Hijo amado en toda la tierra, para que su nombre muy santo entonces sea mucho más honrado y mucho más glorificado que nunca antes, delante de su presencia y en los corazones de todos sus ángeles del cielo, por ejemplo. Porque es muy necesario que el nombre de nuestro Dios sea honrado y exaltado en el cielo, por sus ángeles santos y fieles a él, así como el nombre de su Hijo es honrado y sumamente exaltado en el corazón de la humanidad entera, como de los que han creído en Él y en su obra cumplida para la eternidad. Porque los que regresan al paraíso son todos aquellos que han dejado de creer en Adán y en Eva, por ejemplo; por lo tanto, ahora únicamente creen en sus corazones en el fruto del Árbol de la vida eterna, ¡nuestro Señor Jesucristo! Consiguientemente, todo aquel que cree en sus antepasados, como Adán y Eva o como sus antepasados muy recientes, como sus abuelos o como sus padres naturales, realmente, está volviendo a creer en lo que Adán y en Eva creyeron con las palabras rebeldes de Satanás, en contra de Dios y de su Árbol de vida eterna, ¡nuestro Jesucristo! Y esto es maldad de muerte eterna en el corazón de cualquiera, para nuestro Padre Celestial y para su Espíritu Santo. Es decir, que estos dos seres vivientes del paraíso, de la tierra y de la eternidad, también, en sus primeros días creyeron en las mentiras de Satanás y de su serpiente antigua, pues, por ello fueron descalificados y destituidos de la gloria de Dios y de su paz infinita, para entonces no puedan vivir más sus vidas sagradas del cielo. Y es, precisamente, en éste espíritu de error que cada hombre, cada mujer, cada niño y cada niña de las naciones del mundo entero, nace en la tierra para seguir viviendo en el espíritu de error y del pecado que Adán recibido de Satanás, cuando creyó en él, para mal de su vida y de su linaje humano, de igual forma. Por lo tanto, cada uno de nosotros, aunque no hayamos nacido en el paraíso, como Adán y Eva, por ejemplo, pues aún así podemos comer y beber del fruto del Árbol de la vida eterna desde ya en la tierra, en donde vivimos hoy en día, para perdón de pecados y para sanidad infinita de nuestras vidas celestiales y terrenales. Y sólo así entonces poder cambiar en nuestros corazones y en nuestras vidas del espíritu de error y de gran mentira de Satanás y de la serpiente antigua a la verdad, al derecho y a la justicia infinita del Espíritu Santísimo, de nuestro Padre Celestial y de su Hijo amado, ¡nuestro Señor Jesucristo! Es decir, también, de que hemos de volver a nacer en Dios y en su Árbol de vida, si sólo creemos en él, en nuestros corazones. Pero, esta vez volveremos a nacer no del espíritu del error y de las mentiras de Satanás, de las cuales Adán y Eva creyeron para mal de sus vidas del paraíso, sino que realmente volveremos a nacer del Espíritu Creador de nuestro Padre Celestial, por el poder de su gran rey Mesías, ¡nuestro Jesucristo! Y esto es sólo posible en comer y en beber, en un momento de oración y de fe, del fruto del Árbol de la vida eterna, nuestro Señor Jesucristo, en días como los que vivimos hoy en día en toda la tierra, por ejemplo. Es decir, también, de que desde el momento que comenzamos a creer en nuestro Señor Jesucristo, entonces su Espíritu de amor y de obediencia infinita de su corazón, de su alma y de su vida muy santísima, por cierto, ha de venir a ser parte de cada uno de todos nosotros, en nuestros millares, en todas las naciones del mundo entero. Y esto ha de ser fundamentalmente al pie de la letra, tal como Dios lo prometió, en el mismo instante que comenzamos a creer en el Señor Jesucristo, en todos los lugares de la tierra, para vivir la vida eterna, desde ya, delante de la presencia sagrada de nuestro Padre Celestial y de su Espíritu Santo, eternamente y para siempre. Es decir, de que desde el momento que comenzamos a creer en nuestro Señor Jesucristo en nuestros corazones, como nuestro Árbol de vida eterna, como nuestro Cordero Escogido para expiar nuestros pecados por medio del Espíritu Santísimo de su sangre sacrificada, entonces todas las bendiciones y los atributos divinos de Cristo vienen a ser parte de nuestras vidas, para siempre. Y jamás volveremos a tener en nuestros corazones, en nuestras vidas del paraíso y así también de la tierra: las maldiciones, las mentiras y el espíritu rebelde y desobediente a nuestro Padre Celestial, como siempre ha sido el espíritu y la vida de rebelión y de gran maldad de Satanás, por ejemplo, del más allá, como del mundo de los muertos. Porque desde los primeros días de vida en el cielo, Satanás siendo arcángel de luz se comenzó a rebelar en contra de Dios y de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, porque no conocía el Espíritu de amor y de vida eterna de nuestro Dios, en su corazón y en su espíritu perdido en sus mismas profundas tinieblas de su abominación infinita. Esto significa que Satanás, como arcángel guardián de Dios, no conocía en su corazón a su Dios y Creador de su vida, ni tampoco conocía al Señor Jesucristo, ni menos conocía a su Espíritu Santo, para mal de su vida y de los ángeles caídos, por ejemplo, como de los que decidieron creer en él y en sus profundas mentiras. Y todos los que creen en el espíritu de mentiras de Satanás son enemigos de Dios, sin excepción alguna de nadie (ángel del cielo o pecador de la tierra), por lo tanto, están sus vidas perdidas infinitamente entre sus profundas tinieblas del más allá, como del mundo de los muertos, como del lago de fuego y eternamente devastador. Pero no es así para con los que creen en el fruto del Árbol de la vida eterna, ya sea en el paraíso con los ángeles del cielo o en la tierra con todo hombre, mujer, niño y niña de todas las naciones del mundo entero, comenzando con Israel, por ejemplo. Porque todos los que creen en la verdad del fruto del Árbol de la vida eterna, nuestro Señor Jesucristo, entonces viven infinitamente, puesto que han vuelto a nacer no del espíritu ni de la carne de Adán, ni de las mentiras, ni de las muchas injusticias de Satanás, sino de Dios y de su Hijo amado, ¡nuestro Señor Jesucristo! Y esto es concretamente que todo aquel que cree en su corazón en el Señor Jesucristo, entonces sus pecados les son perdonados por los poderes sobrenaturales de la sangre sacrificada del Señor Jesucristo, por lo tanto, sus nombres son escritos en el libro de la vida eterna del nuevo reino de Dios y de su Árbol de vida, ¡nuestro Jesucristo! Es decir, también, que todo aquel que cree en el Señor Jesucristo, entonces el mismo Espíritu divino de la nueva vida eterna le sigue diariamente por la tierra y así también en su nueva vida infinita del cielo, como si ese mismo hombre, mujer, niño o niña, fuese el Señor Jesucristo sirviéndole por siempre a su Padre Celestial, por ejemplo. NO VIVAN CREYENDO EN EL ESPÍRITU DE ERROR DE ADAN, PARA NO MORIR En otras palabras, todo aquel que ha creído en su linaje humano, entonces realmente está creyendo al mismo espíritu de mentiras que Adán creyó, cuando oyó las falsedades de Satanás, en el paraíso, por boca de Eva y luego por boca de la serpiente antigua, por ejemplo, para mal y destrucción eterna de su vida infinita del cielo. Pero los que creen en el Señor Jesucristo, entonces realmente están creyendo a cada una de sus palabras benditas e infinitamente gloriosas de la vida eterna del nuevo reino celestial, las cuales vienen hacia nosotros desde aún más allá de los primeros días de la creación del reino de los cielos y de cada una de sus cosas, por ejemplo. Y, entonces, las bendiciones y los atributos, como rasgos divinos e infinitamente gloriosos de Dios, de su Hijo amado y de su Espíritu Santo, como su imagen y como su semejanza celestial en cada uno de nosotros nos han de seguir para siempre, con cada una de sus muy ricas bendiciones eternales de vida y de salud del cielo. Y esto ha de ser una realidad infinita desde hoy mismo, si tan sólo creemos en nuestro Padre Celestial y en su obra santa y sublime en su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, para bien eterno de nuestros corazones y de nuestras almas eternas, para servicio inmortal de su nombre santo en la tierra y en el cielo, también, para siempre. Es por esta razón, que nuestro Señor Jesucristo les anunciaba siempre a las gentes, cada vez que tenia la oportunidad de hacerlo así, para hacerles entender en sus corazones: de que todo aquel que ama a otro hombre o mujer más que a Él, entonces no es digno de Él, en esta vida, ni en la venidera tampoco, para siempre. Porque sin saber lo que hacen, realmente, cada uno de ellos está amando y recibiendo en su vida día y noche del espíritu de error y de gran maldad de sus antepasados, como sus familiares recientes y hasta como el mismo Adán y Eva, terriblemente rebeldes a Dios y a su fruto de vida eterna, ¡nuestro Señor Jesucristo! Sin embargo, los que creen en el Señor Jesucristo, entonces el Espíritu de vida y de salud eterna han de seguirles día y noche en la tierra y así también en el paraíso para bendecir sus vidas: porque ya no son descendientes del espíritu de error de Satanás o de Adán sino de Cristo, de Dios y de su Espíritu Santo. Y esto ha de ser efectivamente con cada uno de nosotros, en sus millares, en todas las naciones de la tierra, como siempre han seguido a nuestro Señor Jesucristo para bendecir cada uno de sus pasos en el cielo, en la tierra y así también en el nuevo reino celestial y de su nueva humanidad infinita, ¡La Jerusalén del cielo! TENDRAS TESOROS EN EL CIELO, SI LE DAS DE TI A DIOS Y A LOS SUYOS Es por esta razón, que nuestro Señor Jesucristo siempre les predicaba a los pobres de espíritu antes que a cualquier otra clase de personas o de gentes de la tierra, para que sean hechos perfectos y sumamente ricos, en sólo creer en Él y en nadie más en sus corazones eternos. Porque nuestro Señor Jesucristo es el único tesoro escondido y predilecto de nuestros corazones, de nuestras almas, de nuestras mentes y de nuestras vidas del paraíso y de la tierra, también, para posteriormente encontrarlo sólo a él y así entonces entrar finalmente a nuestra nueva vida eterna, llena de riquezas sin fin alguno del cielo. En la medida en que, sólo nuestro Señor Jesucristo es el tesoro escondido del cielo para los ángeles y así también para los hombres, mujeres, niños y niñas del paraíso y de toda la tierra, de nuestros días y de siempre. Y otro tesoro mayor, en el corazón de Dios y así también de los ángeles del cielo y de las multitudes de las naciones, no hay igual, porque sólo nuestro Señor Jesucristo es santo e infinitamente puro y libre de las mentiras del espíritu de error y de gran maldad de Satanás y de sus ángeles caídos, por ejemplo. Y el que lo encuentra, en un instante de oración y de fe, entonces llegara a ser el ser más rico y más feliz de la creación de Dios y de sus ángeles para siempre, porque habrá encontrado el tesoro de su vida (el cual jamás terminara de enriquecer su existencia en esta vida y en la era venidera, también). Y hablando de su palabra santa a las multitudes, entonces un joven rico se le acerco al Señor Jesucristo, por ejemplo, para decirle: -- Señor, yo he cumplido los Mandamientos de la Ley de Moisés y de Israel, desde cuando niño y hasta hoy mismo, delante de tu misma presencia y de las gentes de todo el pueblo. Al momento, el Señor Jesucristo lo miro directamente a sus ojos para decirle: --Has hecho muy bien todo, de acuerdo al Espíritu y la letra de la Ley; pero te falta algo muy importante en tu vida aún, para alcanzar la salvación de Dios y ser perfecto para siemp libre de pecados y de sus males eternos. Y esto es, que siendo rico jamás les has dado nada de ti a tu Dios y Fundador de tu vida, aún cuando cada vez que él mismo te bendecía y te daba de todo lo que posees hoy en día, en tus varias riquezas de la tierra. Porque la verdad es que lo que tienes, realmente, ha sido sólo para ti y para nadie más, como un egoísta indiferente: pecador y ciego en su corazón para su Dios y para su Árbol de la vida eterna (el cual está en el paraíso, en el epicentro de la Nueva Jerusalén Santa y Perfecta de la nueva era venidera). Y el joven rico se sorprendió de sus palabras, porque ciertamente jamás le había dado nada de él a su Dios, ni menos a nadie en su familia, ni a ninguno de sus conocidos cercanos o lejanos, por ejemplo; con esto entendió el joven rico que estaba viviendo en el espíritu del pecado de la avaricia para mal de su vida. Y esta gran verdad sobrecogió su corazón, de tal manera que ya no sabia que decirle el joven rico al Señor Jesucristo, como ni una sola palabra más, para no empeorar su situación espiritual en contra de él mismo, en aquella hora tan crucial para su vida y hasta quizás para los suyos, también. Pues, al verse descubierto públicamente por las palabras del Mesías, entonces sus propias palabras ya no tenían valor alguno, como para defenderse de una manera u otra delante del gentío que había oído al Señor Jesucristo hablarle a él, como si lo hubiese conocido desde mucho tiempo atrás (cuando realmente era la primera vez que se veían y hablaban). Además, el joven rico se sentía muy sorprendido en su corazón casi confundido al oír tanta sabiduría de su vida pasada salir de la boca del Señor Jesucristo hacia él y así impactando su vida tan dramáticamente, como para tener que cambiarla ya, como para mejorar su estado espiritual inmediatamente delante de su Dios y Creador de su nueva vida eterna. Ciertamente, el joven rico permanecía aún sorprendió en su espíritu, como nunca antes: porque las palabras de Cristo penetraban su alma profundamente y no salían de él; y, además, porque jamás nadie le había dicho lo que había pensado y hecho en su corazón (poco claro al momento), desde su juventud y hasta aquel día tan crucial para toda su vida. Porque realmente ésta fue una hora muy crucial para la vida de todos los que tienen posesiones en la tierra, ya que cuando el Señor Jesucristo le estaba hablando así al joven rico de aquel momento, pues también le hablaba a todos los demás, en Israel y en el resto de las naciones, para que tornen sus vidas hacia Dios. Ciertamente, todo rico es rico, porque se ha ganado todo en su vida con su trabajo y con su destreza: pero no es rico desdichadamente aún en el cielo, puesto que no conoce al Señor Jesucristo, su único fruto de vida eterna, en su corazón, como Adán debió conocerlo así en el paraíso y en su eternidad venidera, por ejemplo. Ciertamente, el joven rico deseaba seguir siendo rico, delante del Señor Jesucristo y de la multitud que le seguía por doquier (por causa de la palabra de sabiduría divina y de vida eterna), pero a su manera ciega y totalmente equivocada para el Espíritu de la Ley de Dios. Y esto no es así, jamás, en la vida de ningún hombre, mujer, niño o niña de la humanidad entera, comenzando con Adán y Eva, en el paraíso, por ejemplo, delante de Dios y de su Árbol de vida eterna, si su fruto de vida eterna es el Mesías, ¡nuestro salvador Jesucristo! Porque para nuestro Dios el que come del fruto de vida eterna, es, realmente, rico en la tierra y así también mucho más rico en la nueva era venidera, en la vida eterna. Entonces el Señor Jesucristo le dijo al joven rico, con gran amor en su corazón: --Si realmente quieres ser rico y perfecto, como tu Dios o como su gran rey Mesías o como sus ángeles del reino del cielo, por ejemplo, pues entonces muy bien haces en buscar ésta gran riqueza divina en tu vida. Ahora mismo, regresa por tu camino, como siempre, vende tus bienes y dalo a los pobres; y sólo así en el cielo tendrás tesoros, como jamás lo soñó tu corazón, desde el día que tienes conocimiento de las cosas y hasta hoy en día. Y, luego, ven a mí tal como eres, le decía el Señor Jesucristo al joven rico; y sígueme, si sígueme para siempre, sin mirar a ninguna de tus cosas del pasado, jamás. Porque todo aquel que no abandona su pasado, lleno de pecado y de las cosas de Satanás (no me refiero a lo bueno), entonces no puede seguir por el camino de la verdad y de la vida eterna, el cual es nuestro mismo Árbol de vida infinita y celestial de todos los seres creados por nuestro Dios y por nuestro Jesucristo. Dado que, sólo nuestro Señor Jesucristo es la verdad y el camino por siempre de la nueva vida infinita del cielo, de la tierra y así también de la nueva tierra con nuevos cielos de La Nueva Jerusalén Santa y Perfecta del más allá. Es más, sólo nuestro Señor Jesucristo puede conducir, con su verdad y con su justicia infinita, a todos los ángeles, arcángeles, serafines, querubines y demás seres santos del cielo a la presencia santa y perfecta de nuestro Padre Celestial: porque ninguno de ellos por si solo podrá jamás llegar a su Dios y Fundador de su vida en el más allá. Además, porque sólo nuestro Señor Jesucristo conoce a nuestro Padre Celestial, y así también sólo nuestro Padre Celestial conoce a su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como el Árbol de la vida eterna, el Cordero Escogido de Dios para la expiación del pecado, como el Hijo de David (el Mesías prometido, el Cristo de Israel y de las naciones de la tierra). Entonces todo aquel que desee ver a Dios, ni aunque llegue a ser tan sabio, tan perfecto y tan santo como los ángeles, pues ni aún así, lo podrá ver a Él jamás, ni por una milésima de segundo; realmente, esto es un imposible infinito para cualquiera, ¡si Cristo no vive en su corazón (aunque él mismo viva ya en el cielo! También, esto es verdad en todo hombre, mujer, niño y niña de la humanidad entera, así como lo es con los ángeles, porque sólo nuestro Señor Jesucristo es su Hijo amado, por consiguiente, sólo él es la verdad y el camino hacia el conocimiento y la presencia santa y perfecta de nuestro Padre Celestial que está en los cielos. Y nuestro Padre Celestial desea que cada ángel del cielo y así también cada hombre, mujer, niño y niña de la humanidad entera, le llegue a ver, pero únicamente en el Espíritu de la verdad, santidad, justicia y amor infinito de su Árbol de vida eterna, ¡nuestro Señor Jesucristo! Por ello, el que está en el Señor Jesucristo para nuestro Padre Celestial, físicamente está lleno de la verdad, de la justicia y del amor de la vida santa e infinitamente gloriosa de La Nueva Jerusalén Santa y Perfecta, de la nueva eternidad venidera. Entonces si verdaderamente deseas ser perfecto en tu vida, de hoy en día y de siempre, delante de Dios y de sus huestes celestiales, pues dale a tu Dios lo que es de él, para que así tengas riquezas en el cielo, desde ya y hacia la nueva era venidera, también, por ejemplo. Porque la verdad es que nuestro Dios creo a Adán para que sea muy rico en todas las cosas de su creación celestial y así también a cada uno de sus descendientes, por doquier, pero sin el pecado, ni la maldad, ni las mentiras de Satanás; es más, nuestro Dios te creo a ti, mi estimado hermano, rico y más no pobre. Es decir, también, que nuestro Padre Celestial deseaba que el joven rico siguiese siendo rico, pero aún mucho más rico que antes, sin la mancha del pecado de Satanás, en la tierra y así también en el cielo, para siempre; por eso, todos los que están en Jesucristo ya no son pobres, sino infinitamente muy ricos en nuestro Padre Celestial. Porque realmente el espíritu de Satanás, por medio de Adán, hace pobre al hombre, pero sin embargo, el Espíritu Santo de Dios, por medio de Jesucristo, hace rico a todo pecador y a toda pecadora de toda la tierra, sin sólo confiesa su nombre muy santo en su corazón y en su vida, para nueva gloria infinita de Dios. Es por esta razón, que el Señor Jesucristo es mucho más importante en el corazón y en la vida de cada hombre, de cada mujer, de cada niño y de cada niña de la humanidad entera, para vivir la vida eterna infinitamente feliz con su Dios y con su Árbol de vida eterna, desde ya. En otras palabras, Adán es el comienzo de tu linaje humano, pero a la vez es tu enemigo, por razón del espíritu de error del pecado de Satanás en tu corazón y en tu diario vivir. Pero con el Señor Jesucristo viviendo en tu corazón, entonces realmente él si es el comienzo de toda tu nueva vida infinita, del pasado, del presente y de la eternidad venidera. Porque nuestro Padre Celestial junto con su Ley Santa y su Espíritu Divino vivirán por siempre en ti, gracias al Espíritu de Jesucristo, para enriquecer tu vida cada vez más y más hasta que llegues a ser lo que Dios mismo formo en sus manos santas, cada vez que moldeaba tu corazón y toda tu vida en el cielo. Entonces cada vez que le das de ti a uno de sus más pequeños que están en la tierra (producto directo de las manos santas de Dios), entonces realmente le estas dando a tu Dios que está en los cielos, para bendición de tu vida y de los tuyos, también, en los días venideros. Y todo lo que le des a tu Dios, pequeño o grande, entonces vuelve a ti (regresa a ti) y con grandes intereses de muchas bendiciones del cielo y de la nueva vida eterna del nuevo reino celestial, ya sea para ti y como para los tuyos, también, (como de los que están lejos o cerca de ti, por ejemplo). Porque todo lo que le des de ti a tu Dios o a los suyos, pues, él mismo lo recibe con gozo en su corazón, pero, simultáneamente, te lo devuelve con mayores bendiciones, de las cuales jamás soñaste en tu corazón, desde el día que despertó tu mente y tu alma a la luz de la vida en la tierra. Entonces aún no siendo rico le das de ti, al que lo necesite, como al que no tiene nada, ciertamente, se lo estas dando (o prestando) a tu Dios, que te ve desde el cielo sin pestañar jamás, para luego devolvértelo en esta vida con grandes intereses de salud, paz, alegría, fortuna y todas las demás bendiciones de la vida eterna. Y nuestro Padre Celestial hace todas estas cosas así por amor, en la vida de cualquier hombre, mujer, niño y niña de la humanidad entera, que le ame a él, sólo por medio del Espíritu de amor, vida y salud infinita del Señor Jesucristo, para que gloríen por siempre su nombre muy santo en sus corazones, desde ya y para siempre. Y si aún no le has dado nada de ti a tu Dios, entonces empieza con tu corazón, con tu alma y con tu misma vida de hoy, para que comiences a recibir de tu Dios muchas cosas en esta vida y en la vida eterna: la felicidad que siempre has buscado, sin jamás encontrarla hasta que Cristo entro en ti. SI VIVES POR LA CARNE: MORIRAS, PERO SI VIVES POR EL ESPÍRITU: ¡VIVIRAS! Porque si viven conforme a la carne, entonces no podrán jamás bendecir ni menos gloriar el nombre muy santo de nuestro Padre Celestial en sus corazones infinitos, por lo tanto, han de morir en sus pecados (como todo pecador de la antigüedad y de hoy en día, también, por ejemplo, en todos los lugares de la tierra). Pero, si viven por el Espíritu de la fe, de la vida y de la sangre sacrificada de nuestro Señor Jesucristo, entonces automáticamente hacen morir día y noche las malas acciones de la carne, para llenura de sus corazones y de sus vidas del Espíritu Santo y del nombre glorioso del gran rey Mesías, el Hijo de David, ¡nuestro salvador Jesucristo! Además, si ustedes mismos, mis estimados hermanos, viven por el Espíritu de la fe, de sólo creer en Jesucristo en sus corazones infinitos como su único y suficiente salvador de sus vidas, es decir, creer en Cristo como su Cordero del cielo para expiación de pecados, entonces el imperio del mal no reina más en sus vidas para nada. Pues bien, por creer también en el gran rey Mesías, nuestro Señor Jesucristo, como el sumo sacerdote celestial que está sentado a la diestra de nuestro Dios: intercediendo por siempre por nosotros y por los nuestros, entonces tenemos en nuestros corazones viviendo el Espíritu dador (el cual nuestro Padre Celestial ama mucho en su corazón santo, porque le da gloria incesantemente). Y, además también, porque éste mismo espíritu dador del corazón del hombre y la mujer, del niño y la niña de todas las naciones, no sólo le da a Él de su gloria y honra perfectamente merecida diariamente a su corazón y a su nombre santísimo en la tierra y para la eternidad venidera, sino que mucho más que todo esto. Realmente, éste mismo Espíritu dador del corazón del hombre también es bueno para con los demás, como nuestras familias y amistades, como de las que están cerca o lejos, por ejemplo, para que reciban del bien infinito de sus vidas diariamente y hasta finalmente llenarse de Dios y de sus buenas bendiciones del cielo. Porque nuestro Dios desea constantemente que todos reciban de él, sólo por medio del Espíritu de fe, de tan sólo creer con el corazón e invocar con sus labios: el nombre salvador de sus vidas eternales, nuestro fruto de vida eterna en sus mismas bocas y entre sus mismos labios: ¡nuestro Jesucristo! (tal cual, como Adán debió haberlo hecho así en su día). Ya que, es en la invocación del nombre del Señor Jesucristo, por los poderes sobrenaturales del espíritu humano del corazón del hombre y la mujer, del niño y la niña que creen en Él, así como de los ángeles del cielo, por ejemplo, es que nuestro Padre Celestial se complace realmente día y noche en todos nosotros, para bendecirnos continuamente. Y esto es que nuestro Padre Celestial se complace en su corazón y en su alma muy santa en la verdad, en el derecho y en la justicia del amor y de la gracia infinita de su Hijo amado, nuestro fruto de vida y de salud eterna, ¡el Señor Jesucristo!, para que todo sea gloria por siempre para su nombre glorioso. Es por esta razón, que es muy bueno darle a nuestro Padre Celestial del espíritu ardiente y sediento de nuestro corazón humano, por medio del Espíritu de fe, de creer y de invocar con nuestros labios el nombre muy sagrado de su corazón santo, ¡nuestro Señor Jesucristo! Para que al nosotros darle a Él, como nuestro Dios y Fundador de nuestras vidas, de lo que sólo él busca en cada uno de nosotros, entonces recíprocamente él mismo nos dé siempre de sus muy ricas e indispensables, juntamente, bendiciones del cielo, para enriquecer nuestros corazones y nuestras vidas cada vez más en la tierra y en la eternidad igual. Porque todo lo que nuestro Padre Celestial recibe de nosotros, en verdad, lo recibe en el único Espíritu de la vida y de la sangre sacrificada de su Hijo; y sin éste Espíritu de Jesucristo en nosotros entonces nuestro Padre Celestial no puede jamás recibir nada de nada de ninguno de nosotros, no importando jamás cuan pequeños o cuan grandes seamos. Porque nuestro Padre Celestial sólo desea recibir de las delicias del Espíritu sagrado y muy glorioso de su Hijo amado en su corazón y en su alma santísima, para Él mismo entonces poderse sentir muy a gusto con cada uno de nosotros, de todas las familias, razas, pueblos, linajes, tribus y reinos de la tierra. Pues así como nuestro Padre Celestial sólo puede recibir de nuestros corazones y de nuestros espíritus humanos cada una de nuestras: oraciones, ruegos, peticiones, intercesiones, alabanzas, glorias, honras y demás servicios especiales a su nombre muy santo, entonces así también nosotros en cada momento de nuestras vidas recibimos de él, exclusivamente en el Espíritu del nombre de nuestro Señor Jesucristo. Es decir, que nosotros no podremos jamás recibir nada de nada de nuestro Padre Celestial en el paraíso como Adán y Eva, y en la tierra como cualquier hombre, mujer, niño o niña de la humanidad entera, si no nos acercamos a él, en el Espíritu de fe, de la vida y de la sangre sacrificada de nuestro Señor Jesucristo. Porque es únicamente por medio del Espíritu de nuestro gran rey Mesías, el fruto de la vida eterna, el Hijo de David, por el cual hemos de darle a nuestro Padre Celestial la reverencia de nuestro corazón y de nuestro espíritu humano y hasta no poder más, también, en la tierra y en La Nueva Jerusalén Inmortalizada del cielo, por ejemplo. Pues así también sólo por medio del mismo Espíritu de nuestro Señor Jesucristo y no otro, entonces podemos muy bien recibir cada una de las bendiciones de perdón, de salud y de vida eterna a todas horas del día y con sus ricas y profundas bendiciones de nuestros espíritus y almas infinitas, en la tierra y en el paraíso, perennemente. Por ello, si vivimos por el espíritu de nuestra carne pecadora, de la misma manera que Adán y Eva vivieron en el paraíso o en la tierra, por ejemplo, entonces claramente está que hemos de regresar al polvo de la muerte por mandato de Dios, es decir, que moriremos para no volver a ver la luz de Cristo, jamás. Pero, si vivimos por el Espíritu de fe, de la vida y de la sangre milagrosa de nuestro Señor Jesucristo, entonces de hora en hora de todos los días de nuestras vidas hacemos morir los malos frutos de la carne, para recibir únicamente del bien del cielo, del bien de Dios y del bien de su Árbol de vida eterna. Porque es únicamente por medio del Espíritu del fruto del Árbol de la vida eterna es que nuestro Padre Celestial planeo por siempre bendecirnos, para que nosotros le demos a él, y así correspondientemente Él mismo darnos a nosotros, y hacer llegar a nuestras vidas, cada una de sus muy ricas y sublimes bendiciones de vida y de salud eterna. Entonces cuando nosotros le damos a nuestro Padre Celestial todo del amor infinito de nuestros corazones y de nuestros espíritus humanos (y mucho más también), entonces nuestro Dios nos responde igualmente, pero con mayores y muy gloriosas bendiciones del cielo y de su Árbol de vida eterna, en el poder sobrenatural de su Espíritu Santo. Porque así como quiso bendecir a Adán, por ejemplo, en el paraíso y al pie del Árbol de la vida, para que coman y beban por siempre del agua y de su fruto de vida eterna, pues igual con cada uno de sus descendientes, como tú y yo, hoy en día y por siempre, en todos los lugares de la tierra. Y esto es, literalmente, de comer y de beber de su Árbol de vida eterna, para no morir jamás, sino todo lo contrario. Además, esto es exactamente de sólo ver y vivir la vida con él y con sus huestes angelicales, felices para siempre en sus nuevas tierras con nuevos cielos del más allá, como en La Nueva Jerusalén Santa y Perfecta, sólo soñada por su corazón santísimo, desde mucho antes de la fundación del cielo y de la tierra, por ejemplo. Porque la verdad es que el Espíritu Santo de nuestro Padre Celestial jamás ha dejado de descender sobre todos nosotros, desde los primeros días de la creación del cielo y de la tierra, génesis 1:2, para darnos de su más grandes y abundantes bendiciones del cielo, si individualmente el Espíritu de Cristo está en nuestros corazones, para recibir de Él continuamente. Es decir, también, que si el Espíritu de Cristo no está en tu corazón, entonces no puedes recibir, ni menos dar nada de nada a nadie, ni mucho menos a tu Dios y Creador de tu vida que está en los cielos: porque eres pobre e infinitamente pecador y perdido ante él y ante sus huestes angelicales, para siempre. Por deducción, el Espíritu del Señor Jesucristo es muy importante que viva desde ya en tu corazón y en todo tu espíritu humano, para que puedas recibir del cielo y así dar de ti a los demás, como a tus familias, como a tu Dios, como a tus amistades y demás amigos, hoy y por siempre en la eternidad venidera. Porque la verdad es que tarde o temprano en tu vida tendrás que darle de ti a tu Dios, de una manera u otra, para que entonces él mismo inmediatamente comience a bendecir tu vida con sus dones sobrenaturales de maravillas, de milagros y de prodigios de su Espíritu Santo y de su Hijo, ¡nuestro Jesucristo!, para que sea feliz infinitamente. El amor (Espíritu Santo) de nuestro Padre Celestial y de su Jesucristo es contigo. ¡Cultura y paz para todos, hoy y siempre! Dígale al Señor, nuestro Padre Celestial, de todo corazón, en el nombre del Señor Jesucristo: Nuestras almas te aman, Señor. Nuestras almas te adoran, Padre nuestro. Nuestras almas te rinden gloria y honra a tu nombre y obra santa y sobrenatural, en la tierra y en el cielo, también, para siempre, Padre Celestial, en el nombre de tu Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo. LOS ÍDOLOS SON UNA OFENSA / AFRENTA A LA LEY PERFECTA DE DIOS Es por eso que los ídolos han sido desde siemp un tropiezo a la verdad y al poder de Dios en tu vida. Un tropiezo eterno, para que la omnipotencia de Dios no obre en tu vida, de acuerdo a la voluntad perfecta del Padre Celestial y de su Espíritu Eterno. Pero todo esto tiene un fin en tu vida, en ésta misma hora crucial de tu vida. Has de pensar quizá que el fin de todos los males de los ídolos termine, cuando llegues al fin de tus días. Pero esto no es verdad. Los ídolos con sus espíritus inmundos te seguirán atormentando día y noche entre las llamas ardientes del fuego del infierno, por haber desobedecido a la Ley viviente de Dios. En verdad, el fin de todos estos males está aquí contigo, en el día de hoy. Y éste es el Señor Jesucristo. Cree en Él, en espíritu y en verdad. Usando siempre tu fe en Él, escaparas los males, enfermedades y los tormentos eternos de la presencia terrible de los ídolos y de sus huestes de espíritus infernales en tu vida y en la vida de cada uno de los tuyos también, para la eternidad del nuevo reino de Dios. Porque en el reino de Dios su Ley santa es de día en día honrada y exaltada en gran manera, por todas las huestes de sus ángeles santos. Y tú con los tuyos, mi estimado hermano, mi estimada hermana, has sido creado para honrar y exaltar cada letra, cada palabra, cada oración, cada tilde, cada categoría de bendición terrenal y celestial, cada honor, cada dignidad, cada señorío, cada majestad, cada poder, cada decoro, y cada vida humana y celestial con todas de sus muchas y ricas bendiciones de la tierra, del día de hoy y de la tierra santa del más allá, también, en el reino de Dios y de su Hijo amado, ¡el Señor Jesucristo!, ¡El Todopoderoso de Israel y de las naciones! SÓLO ESTA LEY (SIN ROMPERLA) ES LA LEY VIVIENTE DE DIOS Esta es la única ley santa de Dios y del Señor Jesucristo en tu corazón, para bendecirte, para darte vida y vida en abundancia, en la tierra y en el cielo para siempre. Y te ha venido diciendo así, desde los días de la antigüedad, desde los lugares muy altos y santos del reino de los cielos: PRIMER MANDAMIENTO: "No tendrás otros dioses delante de mí". SEGUNO MANDAMIENTO: "No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy Jehová tu Dios, un Dios celoso que castigo la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación de los que me aborrecen. Pero muestro misericordia por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos". TERCER MANDAMIENTO: "No tomarás en vano el nombre de Jehová tu Dios, porque Él no dará por inocente al que tome su nombre en vano". CUARTO MANDAMIENTO: "Acuérdate del día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día será sábado para Jehová tu Dios. No harás en ese día obra alguna, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el forastero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días Jehová hizo los cielos, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos, y reposó en el séptimo día. Por eso Jehová bendijo el día del sábado y lo santificó". QUINTO MANDAMIENTO: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se prolonguen sobre la tierra que Jehová tu Dios te da". SEXTO MANDAMIENTO: "No cometerás homicidio". SEPTIMO MANDAMIENTO: "No cometerás adulterio". OCTAVO MANDAMIENTO: "No robarás". NOVENO MANDAMIENTO: "No darás falso testimonio en contra de tu prójimo". DECIMO MANDAMIENTO: "No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo". Entrégale tu atención al Espíritu de Dios y deshazte de todos estos males en tu hogar, en tu vida y en la vida de cada uno de los tuyos, también. Hazlo así y sin mas demora alguna, por amor a la Ley santa de Dios, en la vida de cada uno de los tuyos. Porque ciertamente ellos desean ser libres de sus ídolos y de sus imágenes de talla, aunque tú no lo veas así, en ésta hora crucial para tu vida y la vida de los tuyos, también. Y tú tienes el poder, para ayudarlos a ser libres de todos estos males, de los cuales han llegado a ellos, desde los días de la antigüedad, para seguir destruyendo sus vidas, en el día de hoy. Y Dios no desea continuar viendo estos males en sus vidas, sino que sólo Él desea ver vida y vida en abundancia, en cada nación y en cada una de sus muchas familias, por toda la tierra. Esto es muy importante: Oremos junto, en el nombre del Señor Jesucristo. Vamos todos a orar juntos, por unos momentos. Y digamos juntos la siguiente oración de Jesucristo delante de la presencia santa del Padre Celestial, nuestro Dios y salvador de todas nuestras almas: ORACIÓN DEL PERDÓN Padre nuestro que estás en los cielos: santificada sea la memoria de tu nombre que mora dentro de Jesucristo, tu hijo amado. Venga tu reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos. Amén. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre Celestial también os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Por lo tanto, el Señor Jesús dijo, "Yo soy el CAMINO, y la VERDAD, y la VIDA ETERNA; nadie PUEDE VENIR al PADRE SANTO, sino es POR MÍ". Juan 14: NADIE MÁS TE PUEDE SALVAR. ¡CONFÍA EN JESÚS HOY! MAÑANA QUIZAS SEA DEMASIADO TARDE. YA MAÑANA ES DEMASIADO TARDE PARA MUCHOS, QUE NO LO SEA PARA TI Y LOS TUYOS, EN EL DÍA DE HOY. - Reconoce que eres PECADOR en necesidad, de ser SALVO de éste MUNDO y su MUERTE. Disponte a dejar el pecado (arrepiéntete): Cree que Jesucristo murió por ti, fue sepultado y resucito al tercer día por el Poder Sagrado del Espíritu Santo y deja que entré en tu vida y sea tu ÚNICO SALVADOR Y SEÑOR EN TU VIDA. QUIZÁ TE PREGUNTES HOY: ¿QUE ORAR? O ¿CÓMO ORAR? O ¿QUÉ DECIRLE AL SEÑOR SANTO EN ORACIÓN? -HAS LO SIGUIENTE, y di: Dios mío, soy un pecador y necesito tu perdón. Creo que Jesucristo ha derramado su SANGRE PRECIOSA y ha muerto por mi pecado. Estoy dispuesto a dejar mi pecado. Invito a Cristo a venir a mi corazón y a mi vida, como mi SALVADOR. ¿Aceptaste a Jesús, como tu Salvador? ¿Sí _____? O ¿No _____? ¿Fecha? ¿Sí ____? O ¿No _____? Si tu respuesta fue Si, entonces esto es solo el principio de una nueva maravillosa vida en Cristo. Ahora: Lee la Biblia cada día para conocer mejor a Cristo. Habla con Dios, orando todos los días en el nombre de JESÚS. Bautízate en AGUA y en El ESPÍRITU SANTO DE DIOS, adora, reúnete y sirve con otros cristianos en un Templo donde Cristo es predicado y la Biblia es la suprema autoridad. Habla de Cristo a los demás. Recibe ayuda para crecer como un nuevo cristiano. Lee libros cristianos que los hermanos Pentecostés o pastores del evangelio de Jesús te recomienden leer y te ayuden a entender más de Jesús y de su palabra sagrada, la Biblia. Libros cristianos están disponibles en gran cantidad en diferentes temas, en tu librería cristiana inmediata a tu barrio, entonces visita a las librerías cristianas con frecuencia, para ver que clase de libros están a tu disposición, para que te ayuden a estudiar y entender las verdades de Dios. Te doy las gracias por leer mí libro que he escrito para ti, para que te goces en la verdad del Padre Celestial y de su Hijo amado y así comiences a crecer en Él, desde el día de hoy y para siempre. El salmo 122, en la Santa Biblia, nos llama a pedir por la paz de Jerusalén día a día y sin cesar, en nuestras oraciones. Porque ésta es la tierra, desde donde Dios lanzo hacia todos los continentes de la tierra: todas nuestras bendiciones y salvación eterna de nuestras almas vivientes. Y nos dice Dios mismo, en su Espíritu Eterno: "Vivan tranquilos los que te aman. Haya paz dentro de tus murallas y tranquilidad en tus palacios, Jerusalén". Por causa de mis hermanos y de mis amigos, diré yo: "Haya paz en ti, siempre Jerusalén". Por causa de la casa de Jehová nuestro Dios, en el cielo y en la tierra: imploraré por tu bien, por siempre. El libro de los salmos 150, en la Santa Biblia, declara el Espíritu de Dios a toda la humanidad, diciéndole y asegurándole: - Qué todo lo que respira, alabe el nombre de Jehová de los Ejércitos, ¡el Todopoderoso! Y esto es, de toda letra, de toda palabra, de todo instrumento y de todo corazón, con su voz tiene que rendirle el homb gloria y loor al nombre santo de Dios, en la tierra y en las alturas, como antes y como siempre, por la eternidad. http://www.supercadenacristiana.com/...pe=wm%20%20/// http://www.unored.com/streams/radiovisioncristiana.asx http://radioalerta.com |
Thread Tools | |
Display Modes | |
|
|
Similar Threads | ||||
Thread | Thread Starter | Forum | Replies | Last Post |
(IVÁN): EL GRAN TESORO ESCONDIDO DE TU VIDA ES JESUCRISTO Y NADIE MÁS | valarezo | General | 0 | December 10th 07 04:28 PM |
(IVÁN): OREMOS JUNTOS CONTINUAMENTE | valarezo | General | 0 | November 6th 07 06:54 AM |
(IVÁN): WALKING IN HIS EVERLASTING LOVE | valarezo | General | 0 | April 22nd 07 10:36 PM |
(IVÁN): EN TRANQUILIDAD ALABAMOS A NUESTRO DIOS | IVAN VALAREZO | Kids Health | 0 | February 20th 07 09:41 PM |
(IVÁN): SOY PUTO | valarezo | General | 0 | February 4th 07 05:50 AM |